No es fácil escribir una carta a alguien que sabes que no la puede leer, al menos desde este mundo.
Sin embargo, a veces necesitamos comunicarnos con esa persona que tanto queremos y que ya no está con nosotros, bien sea para decirle aquello que no le dijimos en vida o simplemente porque la echamos de menos.
Sea como sea, se trata de un acto que desde el punto de vista psicológico y espiritual ayuda a asimilar el dolor del presente y a aceptar con esperanza el futuro.
Carta para una madre que está en el cielo (I)
Mi querida mamá,
Desde que tú no estás el sol ya no brilla igual en casa. Ya nada es lo mismo y parece que todo está incompleto.
A pesar de eso yo todavía conservo toda la fuerza y el coraje que me supiste trasmitir. Eso nadie me lo podrá arrebatar jamás.
Vivo entre la alegría de saber que me estás esperando en algún lugar y la tristeza de no poder abrazarte cada día.
Mamá, aunque ya no te pueda ver, quiero que sepas que sigues siendo lo más importante para mí, mi faro, mi guía, mi eterno ángel de la guarda.
Allá donde estés ahora, recuerda que te quiero, mamá.
Carta de cumpleaños para una madre fallecida (II)
Mi hermosa mamá,
Hoy es un día difícil de asimilar, un día lleno de nostalgia que no sé muy bien cómo afrontar, así he decidido escribirte estas líneas para poder llevarlo mejor.
Como bien sabes, hoy es el día de tu cumpleaños y podría ser maravilloso si no fuera porque ya no estás aquí.
De todas formas, en el fondo de mi corazón, para mí hoy estas tan presente como siempre, todavía te imagino recibiéndome cuando iba a casa, alegre y sonriente como estabas siempre, por mucho que te golpeara la vida y a pesar de todos los pesares.
En días como este solo puedo pensar en lo que sería capaz de sacrificar solamente por traerte de vuelta unos instantes, por tenerte a mi lado un ratito y poder contarte que tu nieto a sacado unas notas espectaculares, que tengo un trabajo nuevo y que todo me va bien.
Aunque por desgracia, ya no puedo contártelo y me tengo que conformar con saber que lo estás viendo todo desde el cielo y que te alegras mucho por mí.
Carta de despedida para una madre fallecida (III)
Querida mamá,
Hoy es el día más triste de mi vida. Hoy tu cuerpo se queda aquí, enterrado para siempre detrás de esta fría losa.
Todavía no soy consciente, no me creo que sea verdad. He visto tantas veces tu risa y he escuchado tantas veces tus palabras que ya creía que serían eternas, que nunca me podrían abandonar.
Dicen que las personas estamos preparadas para afrontar la muerte de una madre pero no la muerte de un hijo.
En mi caso creo que no es así, yo aún no estoy preparada para afrontar tu marcha y solo espero que algún día sea capaz de asimilar este dolor que hoy me parece un monstruo que me devora la vida a cada segundo.
Mamá te echaré de menos, cuidaré de papá, seré fuerte, te lo prometo.
Te quiero.
¿Por qué escribir a una madre fallecida?
Si estás en uno de esos días en los que el recuerdo de tu madre se apodera de ti y no eres capaz de de lidiar con la melancolía, sentarte y escribir una carta a tu mamá fallecida puede ser un alivio para el alma.
Sentir que le dedicas unas palabras y que ella te está escuchando allá donde esté puede ser muy reconfortante, una auténtica terapia y/o un acto espiritual que hará más soportable el dolor.
Si eres creyente sabrás que tu madre estará muy feliz en el cielo leyendo lo que le cuentas para tratar de ayudarte en todo lo posible desde allí, y si no lo eres sentirás el gran alivio psicológico que supone ponerle palabras a tus sentimientos.
Sea como fuere, si sientes la necesidad de dedicarle unas frases a tu madre fallecida, hazlo, de una u otra forma estarás haciendo(te) un gran bien.